La explicación de por qué escribimos México pero pronunciamos Méjico es la misma razón por la que a Don Quixote le llamamos Don Quijote.

La explicación de por qué escribimos México pero pronunciamos Méjico es la misma razón por la que a Don Quixote le llamamos Don Quijote. Este fenómeno lingüístico se debe a cambios fonéticos que han ocurrido a lo largo de la historia. En el caso de México, la pronunciación original era más cercana a Mejico, pero con el tiempo, la evolución del idioma español ha llevado a la adaptación de la escritura para reflejar la pronunciación actual. Lo mismo sucede con el célebre personaje literario de Cervantes, cuyo nombre ha experimentado transformaciones en la pronunciación a lo largo de los siglos. Estos casos nos muestran cómo la lengua evoluciona y se adapta, manteniendo viva su riqueza histórica y cultural.

Descubre por qué escribimos México pero decimos Méjico y cómo afectó a Don Quijote

Descubre por qué escribimos México pero decimos Méjico y cómo afectó a Don Quijote

La explicación detrás de por qué México se pronuncia Méjico y la historia de Don Quijote

Seguro que alguna vez te has preguntado cómo es posible que escribamos México, con X, pero a la hora de pronunciarlo lo hagamos como Méjico, con J. La historia sobre por qué ocurre lo mismo con Texas, o por qué en realidad Don Quijote siempre fue Don Quixote es de lo más interesante.

Lo cierto es que si analizamos el fonema de la J, nos va a resultar relativamente fácil encontrar la pista adecuada. El sonido se representa con una /x/ porque es de ahí de donde viene, y lejos de acercarnos a su sonoridad con una combinación de KS, tal y como lo hacen algunos con Méksico, en realidad en el pasado la X sonaba como SH. Decíamos Méshico en vez de Méjico. Pero la cosa se vuelve aún más interesante si pensamos que también decíamos musher en vez de mujer.

La razón por la que México se pronuncia Méjico en realidad la jota como tal no es un invento nuevo de la ortografía y, sin ir más lejos, en latín también se había utilizado. Pero en aquel momento era una suerte de I aspirada que, por su similitud con la vocal, terminó dando forma una grafía que nos hace más fácil entender cómo, colocadas una al lado de la otra, podemos ver que son primas lejanas.

Con la evolución de nuestra ortografía, en cierto punto empezaron a aparecer problemas con la pronunciación con ciertas palabras en las que la combinación de SH pasaba a pronunciarse sólo como si fuera una S, así que buscando la forma de unificar conceptos y evitar posibles errores gramaticales, la X pasó a convertirse en una J.

Sin embargo todo esto sigue sin explicar por qué escribimos México pero pronunciamos Méjico, o por qué si Don Quixote se convirtió en Don Quijote no ocurrió lo mismo con el país centroamericano. La clave está en que el cambio se produjo en pleno en plena lucha de independencia de México, por lo que deshacerse de la X en favor de la J suponía una pérdida de identidad cultural que, en pleno conflicto, estaba lejos de ser algo por lo que mereciese la pena luchar por imponer. México se quedó con su X, Texas también, y aunque fuera de España en países como Francia o Italia al ingenioso hidalgo se le conoce como Quichotte o Chisciotto por aquella herencia de la SH, en España terminó escribiéndose y pronunciándose Don Quijote. Por cierto, la culpa de que tengamos apellidos como Juárez y Suárez también viene de ahí.

Pablo González

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