Un joven de la generación millennial que ganaba más de 200.000 euros trabajando en remoto en secreto en dos lugares a la vez explica por qué ha decidido dejar el teletrabajo. Esta impactante noticia revela un fenómeno cada vez más común en la era digital en la que vivimos. El teletrabajo ha sido una tendencia en alza, especialmente entre los millennials, pero la historia de este joven pone de manifiesto los desafíos y las razones detrás de su decisión. Sin duda, es un tema que invita a la reflexión sobre la conciliación laboral, el equilibrio personal y las expectativas en el mundo laboral actual.
Joven millennial deja teletrabajo remoto en dos lugares a la vez tras ganar euros
La posibilidad de mantener dos puestos a la vez gracias al teletrabajo se ha convertido en una fuente de ingresos alucinante para aquellos que son capaces de mantener el ritmo. Para este gestor de ventas online, sin embargo, ni siquiera los más de 200.000 euros que ingresaba trabajando en remoto en secreto en dos sitios a la vez eran suficientes.
Gestor de ventas online renuncia al teletrabajo dual por miedo al burnout
Con apenas 37 años, un año haciendo malabares entre dos puestos de teletrabajo a la vez le han servido para comprar un coche, cerrar deudas, iniciar un negocio de Airbnb y ahorrar, y todo ello manteniendo una media de entre 40 y 50 horas de trabajo semanales que le permitían sacar adelante sus objetivos. Pero pese a que su productividad no se ha visto afectada, varias causas han provocado que termine abandonando ese lucrativo camino.
Según explica a Business Insider, mantener los dos trabajos en ningún momento resultó especialmente difícil y nunca tuvo problemas a la hora de mantener ambas agendas coordinadas. Pese a que algunas compañías lo permiten, trabajar en remoto en dos sitios a la vez puede ser causa de despido, pero él reconoce que nunca vio peligrar su puesto. Pese a ello los problemas no tardaron en empezar a aflorar.
El primero de ellos fue el jefe del teletrabajo que empezó más tarde. Una de esas personas que aparentemente se ganan a pulso el ser odiados por la mayoría de sus empleados. Pero lo que es fácilmente soportable cuando no te queda otra, empieza a convertirse en un incordio cuando otros inconvenientes se van acumulando encima. Y si ves una salida, resulta inevitable terminar agarrándote a ella.
En el caso de este trabajador y sus 225.000 dólares anuales, ese segundo teletrabajo suponía 80.000 dólares del total y un tercio de ese sueldo se iba en impuestos. Además acababa de tener un hijo y le estaban ofreciendo una promoción en su primer trabajo que, por si todo eso fuera poco, acababa de virar hacia un modelo híbrido de trabajo en remoto reclamando la vuelta a la oficina.
Reconoce que durante cierto tiempo se planteó mantener ambos trabajos incluso con la mezcla de teletrabajo y asistencia a la empresa, pero sacar adelante ese ritmo iba a ser más complejo de lo que creía necesario: No voy a intentar equilibrar ambos trabajos. Lo pensé, pero con el nuevo bebé y una promoción en camino, es simplemente demasiado. Cree que la carga no habría sido mucho mayor y que habría podido lidiar con ello desde su despacho sin tener que preocuparse de que nadie le mirase por encima del hombro, pero cuando llegó la hora de decidir, el miedo al burnout fue suficiente para abandonar porque no merecía la pena.
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