En un sorprendente acto de ingenio y creatividad, un niño de tan solo 13 años ha logrado construir el famoso rayo de la muerte ideado por el célebre matemático griego Arquímedes hace más de 2.000 años. Este increíble logro ha dejado atónitos a expertos y aficionados por igual, demostrando el potencial y la capacidad de las mentes jóvenes para llevar a cabo proyectos innovadores. La recreación de esta antigua invención ha despertado el interés de la comunidad científica, que reconoce en este joven prodigio un talento excepcional. Sin duda, este hito marca un antes y un después en la historia de la ciencia y la tecnología, resaltando la importancia de fomentar la creatividad y el aprendizaje desde edades tempranas.
Estudiante de 13 años recrea con éxito el legendario rayo de la muerte de Arquímedes
Las leyendas sobre los inventos de Arquímedes se cuentan por decenas y a menudo se les confiere propiedades casi místicas que poco o nada tienen que ver con la realidad. Hace más de 2.000 años utilizó un rayo de la muerte para quemar una flota romana entera, sin ir más lejos. Pero según el experimento de un estudiante canadiense de 13 años, tal vez en su rayo de luz concentrada no estemos tan equivocados.
Como proyecto de ciencias, el joven decidió recrear el rayo de la muerte de Arquímedes en miniatura. Utilizó una lámpara de calor y espejos cóncavos para intentar crear una versión en miniatura del rayo de la muerte y realizó distintas pruebas con dos bombillas de 50 y 100 W. Al apuntar a una parte de la superficie que pretendía atacar, observó cómo la temperatura del objetivo aumentaba considerablemente con cada espejo añadido.
De los 21 grados de temperatura que reflejaba la superficie en reposo y sin luz, el calor provocado por la bombilla de 100 W elevaba el objetivo hasta los 27,2 grados. Con la adición de espejos, la temperatura media aumentaba, llegando a los 53,5 grados al utilizar cuatro espejos apuntando al mismo objetivo.
Este experimento demuestra que la suma de espejos que reflejen una luz con calor es capaz de incrementar la temperatura a niveles superiores a los que ofrecería la fuente de luz por sí misma. Aunque la posibilidad de quemar un barco en movimiento a gran distancia parece menos útil que otras armas históricamente secundadas durante aquella época.
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