Cómo se originan los oasis en el desierto a pesar de la escasez de lluvias y las altas temperaturas

Cómo se forman los oasis en el desierto si allí casi no llueve y las temperaturas son extremas

Los oasis en el desierto han sido durante siglos enigmas geográficos que despiertan la curiosidad de científicos y exploradores. A pesar de las condiciones adversas, estos pequeños paraísos verdes se encuentran dispersos en medio de vastas extensiones de arena y rocas. La formación de los oasis se debe a procesos naturales complejos, que involucran fuentes de agua subterránea, como manantiales y acuíferos, que emergen a la superficie creando zonas de fertilidad en medio del árido entorno. Las altas temperaturas y la escasez de lluvias en los desiertos hacen de los oasis verdaderos tesoros de vida en medio de la aridez implacable.

Descubre la magia detrás de los oasis en el desierto: cómo se forman y sobreviven

Es una imagen surrealista. Estás rodeado de arena y hace un calor insufrible, pero a lo lejos ves un pequeño lago rodeado de palmeras y vegetación. Podría ser un espejismo, pero en realidad estás ante un oasis. Así es como se forman estos pequeños paraísos verdes del desierto.

Frente a este fenómeno de la naturaleza que parece pura brujería se nos presentan principalmente dos cuestiones. La primera es cómo ha llegado el agua hasta allí si en realidad en el desierto sólo llueve unos 150 mm al año. La segunda nos arrastra a intentar entender cómo es posible que, frente a ese calor infernal, el agua no termine evaporándose.

La fascinante razón por la que los oasis en el desierto no se evaporan

La clave está en que, al llover en el desierto, el agua se filtra entre arena y rocas mientras llega hasta un punto en el que se topa con terreno impermeable y, tal y como ocurre con la que se filtra procedente de ríos y mares cercanos, el agua se acumula en pozos subterráneos. Cuando el terreno eleva esas zonas situando la superficie impermeable por encima de las dunas de arena permeable se da forma a un oasis.

A partir de ahí, el agua nos da la vida y todo eso, así que los oasis se convierten en un punto clave en el desierto en el que las tribus pueden aprovechar la fertilidad de esa tierra para plantar y, de paso, abrazar tanto el agua como los frutos que les ha dado para dar forma a un puesto comercial.

La razón por la que esos oasis no se evaporan con el calor está en cómo el flujo de agua y el ciclo de lluvias sigue llenando esos pozos que van a parar hasta la fuente subterránea que lo suministra, ya sean estos creados por la propia naturaleza o por la acción del hombre.

Entre la vegetación y la sombra, el oasis disfruta de suficiente cobertura para que la exposición directa al sol sea menor, lo que a la larga disminuye también la evaporación y genera un microclima que aumenta la humedad local contrarrestando ese fenómeno.