Una estudiante de 14 años sorprendió a todos al faltar 2 meses a clase sin que nadie se percatara de su ausencia. ¿Su astuto método? Utilizar un correo electrónico falso para mantener la apariencia de asistencia regular. Esta insólita historia ha generado asombro en la comunidad educativa, evidenciando la necesidad de implementar medidas de control más eficaces para monitorear la asistencia de los alumnos. La habilidad de la joven para sortear la vigilancia escolar ha puesto en evidencia la importancia de una mayor supervisión y comunicación entre docentes, alumnos y padres. Este suceso plantea interrogantes sobre la seguridad y vigilancia en los centros educativos, así como la necesidad de fortalecer los mecanismos de seguimiento para garantizar la asistencia y el bienestar de los estudiantes.
Estudiante de 14 años se ausenta 2 meses del instituto gracias a engaños con correo electrónico falso
Los colegios confían cada vez más en la informática y la tecnología para facilitar la comunicación con los padres de los alumnos. Ya sea a través de portales específicos o de las páginas webs oficiales de cada centro, estas instituciones sacan partido a distintas herramientas con la intención de contactar con los familiares del alumnado. Pero, según hemos podido conocer a raíz de una noticia de lo más curiosa, una alumna alemana de 14 años se ha aprovechado de este sistema para ausentarse de clase durante 2 meses.
Como recoge el portal alemán Mein-MMO en una reciente publicación, una estudiante de Baviera consiguió faltar al instituto 2 meses gracias a distintos engaños orquestados con un correo electrónico y certificados médicos falsos. Al parecer, falsificó la identidad de su profesor con un correo falso y, a través de este, contactaba con su madre indicándole que el centro estaba cerrado. Y, de la misma forma, entraba en la aplicación escolar para, haciéndose pasar por su madre, informar al profesor de una supuesta enfermedad que atravesaba la alumna.
Así, durante 2 meses consiguió que el profesor y su madre no estuvieran en contacto. Además, falsificó certificados médicos para corroborar la supuesta enfermedad, ya que era necesario adjuntar dicha documentación en caso de ausencia en el centro. Como era de esperar, su abstinencia levantó sospechas y el director del instituto contactó con el centro de salud. Al hacerlo, descubrió que la estudiante nunca había estado enferma y, por ende, decidió faltar sin motivo alguno.
Al ser menor de edad, no se enfrentará a las consecuencias legales de sus actos. En Alemania, la falsificación de certificados o documentos es un delito que puede dar pie a condenas de hasta cinco años de cárcel. Además, también existe la posibilidad de tener que pagar una sanción económica. Sea como fuere, este caso demuestra que la supervisión parental es imprescindible, ya que unos meses atrás vivimos un caso relacionado con unos padres que perdieron todos sus ahorros por culpa de un juego para móviles.
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