En un innovador esfuerzo para rehabilitar y reintegrar a las reclusas en la sociedad, el estado de Maryland ha lanzado un programa pionero que aprovecha el poder de la realidad virtual para brindarles oportunidades de capacitación y educación. A través de esta iniciativa, las mujeres recluidas en prisión tendrán acceso a entornos de aprendizaje inmersivos que les permitirán desarrollar habilidades laborales valiosas y prepararse para su futura vida en libertad.
La realidad virtual da una oportunidad a las reclusas de Maryland para aprender un oficio y prepararse para el futuro
La realidad virtual es uno de los campos más prometedores para muchos gigantes tecnológicos. Así, empresas como Apple o Meta han multiplicado sus apuestas en este sector en los últimos años, pero las posibilidades del mismo no terminan de seducir a los usuarios.
Sin embargo, sí han conseguido calar entre las empresas privadas y las organizaciones sin ánimo de lucro, dos vertientes que están empezando a exprimir las virtudes de un sector que no ha dejado de crecer en los últimos años.
Una iniciativa ambiciosa
Según un informe publicado por TechSpot, la Institución Correccional para Mujeres de Maryland (MCIW) está empezando a experimentar con gafas de realidad virtual para instruir a las reclusas en trabajos relacionados con la mecánica.
De esta forma, la intención de la iniciativa es romper los ciclos de pobreza y reincidencia que se suceden en dicho lugar. Y, según han reconocido varias integrantes del proyecto, los resultados son de lo más positivo tanto para su salud mental como para el incremento de sus habilidades.
Un taller de escape
Tiffany Joseph Busch, una de las reclusas, asegura que aprendió a cambiar el aceite de un coche gracias a las actividades que realizaba con las Meta Quest.
Así, la iniciativa desarrollada por Baltimore Vehicles for Change, una organización sin ánimo de lucro, tiene la intención de dar a las mujeres de dicha institución de Maryland la oportunidad de reinsertarse en la sociedad una vez abandonen la prisión.
Y, para ello, están formando a las mismas a través de la realidad virtual en campos como servicios de llantas, lubricación, cambios de aceite y exámenes de certificación.
Un impacto positivo
Meagan Carpenter, otra de las integrantes del proyecto, asegura que ve al taller como una vía de escape que le recuerda que existe un mundo exterior.
De esta forma, la iniciativa de la organización no solo tiene un impacto positivo en el incremento de las habilidades de las reclusas, sino también en la salud mental de las mismas, ya que recuerdan que hay vida más allá de la cárcel.
Además, estos trabajos pagan 15 dólares por hora en Maryland, razón por la que podrán labrarse un futuro una vez cumplan su condena.
La realidad virtual puede ser una herramienta poderosa para cambiar la vida de las reclusas en Maryland, y es emocionante ver cómo esta iniciativa puede tener un impacto positivo en su futuro.
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