La noticia sobre la adquisición de 7.000 ordenadores Apple con la intención de revenderlos, ha tomado un giro inesperado al conocerse que la compañía de Steve Jobs decidió enterrarlos en un vertedero. Este hecho ha generado sorpresa e indignación en la comunidad tecnológica, así como cuestionamientos sobre los motivos detrás de esta controvertida decisión. La adquisición masiva de dispositivos de la reconocida marca de la manzana por parte de un particular, solo para terminar en un destino tan inusual, ha despertado la curiosidad de muchos. ¿Qué llevó a la empresa a tomar esta medida extrema en lugar de permitir su reventa? Sin duda, este incidente plantea interrogantes sobre la gestión de inventario y la política de desecho de productos en una de las compañías más emblemáticas del mundo de la tecnología.
Apple entierra en un vertedero los ordenadores comprados por el revendedor Bob Cook
En la década de los 80, la empresa Sun Remarketing, dirigida por Bob Cook, se dedicaba a revender tecnología. A pesar de que su idea inicial era vender productos Apple completamente nuevos, encontró una oportunidad en otro proceso: comprar ordenadores antiguos de la marca a bajo costo y revenderlos.
Su éxito con el Apple III lo llevó a adquirir 3500 unidades a precios económicos y logró colocarlos en el mercado con éxito. Con el proyecto menos exitoso de la compañía, el Apple Lisa, Cook decidió doblar la apuesta. A pesar de que Apple vendió 30.000 unidades, se retiró del proyecto dejando 7000 Lisa en el almacén.
Bob Cook vio la oportunidad de mejorar estos ordenadores y relanzarlos como Lisa Professional. Sin embargo, una cláusula en los contratos permitió a Apple recuperar los PC en 1989, justo antes de su lanzamiento. La empresa decidió enterrar los Lisa Professional en un vertedero en Utah, evitando así la competencia con sus propios productos.
Cook lamentó ver cómo se desperdiciaban las mejoras que habían realizado en los ordenadores y cómo se perdían las oportunidades de acelerar el negocio. La decisión de Apple de enterrar los ordenadores en lugar de venderlos impactó en el revendedor, quien vio desaparecer los beneficios frente a sus ojos.
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