Un hacker es condenado a 81 meses de prisión por simular su propia muerte para evitar responsabilidades como padre
En un caso que ha generado gran conmoción, un hacker estadounidense ha sido condenado a 81 meses de prisión después de ser descubierto simular su propia muerte para evitar cumplir con sus responsabilidades como padre. Esta sorprendente historia comenzó cuando el individuo en cuestión, que no será identificado, fingió su propia muerte para eludir sus obligaciones de manutención infantil y evitar enfrentar las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, su plan fue descubierto y ahora enfrentará las consecuencias de su engaño. A continuación, se presentan los detalles de este caso que ha generado gran interés y debate en la comunidad jurídica y en la sociedad en general.
Hacker condenado a 81 meses de prisión por simular su muerte para evitar responsabilidades como padre
La masificación de internet ha provocado que cada día contemos con varias historias relacionadas con hackers y sus acciones malintencionadas. Sin embargo, pocas son tan rocambolescas como la de Jesse Kipf, un hacker condenado a 81 meses de prisión por hackear sistemas gubernamentales para falsificar su muerte y evitar el pago de la manutención de sus hijos.
Según el portal Ars Technica, Kipf fue capaz de manipular registros de defunciones en Hawái, registrándose falsamente como fallecido al utilizar una firma digital falsificada. De esta forma, su objetivo era evadir sus obligaciones de manutención infantil, un aspecto que fue calificado como “cínico y destructivo” por el fiscal federal.
Sus delitos causaron casi 200.000 euros en daños operacionales. Además, también vendió acceso a redes comprometidas, lo que incluye la información personal de otras personas. Como consecuencia directa, sus actos tuvieron un coste significativo en daños operacionales.
Al acceder a información robada, cometió no solo robo de identidad, sino también fraude y diversas estafas. Por ello, todo se destapó cuando las víctimas del robo de identidad alertaron a las autoridades y el FBI comenzó una investigación que terminó desvelando las acciones de Kipf.
Además de la condena por hackeo, Kipf también fue acusado de robo de identidad agravado, un aspecto que conlleva sanciones severas por las amplias repercusiones en las víctimas. Por ello, Kipf tendrá que cumplir al menos un 85% de su sentencia (81 meses de cárcel) para poder ser elegible para libertad condicional.
Tras cumplir su condena, Kipf se enfrentará a tres años de supervisión estricta. Esta sentencia es un ejemplo del rigor con que se castigan los delitos informáticos y la importancia de proteger la seguridad de los sistemas gubernamentales y la privacidad de los ciudadanos.
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