Título original: Silent Hill quería ser una adaptación de Stephen King. La historia detrás de ese fracaso es el origen de lo que hace especial a la sa

La saga de videojuegos de terror más icónica de todos los tiempos, Silent Hill, podría haber sido algo completamente diferente de lo que conocemos hoy en día. La sorprendente verdad es que, en su origen, Silent Hill estaba destinado a ser una adaptación de la obra del maestro del terror, Stephen King. Sin embargo, el proyecto no llegó a buen puerto y, en lugar de eso, se convirtió en una saga con identidad propia y un legado que ha marcado a generaciones de jugadores. En este artículo, exploraremos la historia detrás de ese fracaso y cómo este inesperado giro de los acontecimientos dio lugar a lo que hace que Silent Hill sea tan especial.

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El origen de Silent Hill: de la adaptación frustrada de Stephen King a la creación de una saga de terror

Nacida como una petición de Konami para responder al gran éxito de Resident Evil, estuvo en manos de un puñado de desarrolladores novatos hacer de Silent Hill algo especial. A cargo de todos ellos estaba Keiichiro Toyama, quien aún en su veintena y con solo un par de proyectos a sus espaldas se enfrentaba ahora a dirigir lo que aspiraba a ser un gran título.

Cinéfilo empedernido y amante del terror, Toyama empezó a buscar inspiración allí donde pudo, de libros a películas, y siguiendo grandes referentes de éxito especialmente occidentales. El problema es que cuanto más buscaba más inseguro se sentía en su rol como director. Y no sabía cómo iba a crear una historia tan buena como aquellas.

La búsqueda de inspiración

La búsqueda de inspiración

Entonces tuvo lo que creía que era una gran idea. Si podía conseguir los derechos de algunas de las obras que tanto le inspiraban, eso le quitaría la presión de tener a escribir una historia original. De todas aquellas que le inspiraron hubo tres candidatas finales: Fantasmas, de Dean Koontz, Stinger de Robert R. McCammon, y La Niebla de Stephen King.

La Niebla parecía la historia que mejor encajaba con las ideas que el equipo estaba manejando. Por lo que si podían adaptarla habría más garantías del éxito, al asegurarse la atención de una base de fans preestablecida y poder centrar más recursos en la parte jugable, partiendo de una base argumental que sabían que funcionaba.

El fracaso de la adaptación

Pero entre que conseguían los derechos y no, el equipo no podía quedarse parado. Si la decisión de hacer un videojuego envuelto en niebla vino primero tras las pruebas técnicas iniciales o tras la idea de Toyama de abordar esta historia se desconoce, pero lo cierto es que ambos se retroalimentaron bien, y es un clásico ejemplo de cómo limitaciones técnicas que beneficiaron a un juego creativamente.

El tiempo pasaba y pese a sus intentos Toyama no fue capaz de contactar con King. Sus agentes no parecían interesados en la propuesta y, al ser un equipo joven y desconocido, no pudieron convencerles de tener una reunión personalmente con él. Ante la falta de avances, Haruki Yukata (directivo de Konami que supervisaba el trabajo de Toyama) le dijo que viajara a Estados Unidos y tratara de convencer a King cara a cara, algo que aterrorizó a Toyama.

La creación de una historia original

El caos del momento en el estudio, con la llegada de nuevos empleados al equipo y cambios de liderazgo desde Konami, puso a Gozo Kitao como nuevo supervisor de Toyama y le dio tiempo para postponer el viaje. Quizás convencido por lo intimidante que resultaba la idea de hablar con uno de sus ídolos, fue en ese período cuando Toyama decidió que abordarían una historia propia, algo que Kitao aprobó gustoso al suponer una inversión menor.

Crear una historia original demostró ser la mejor opción. La trama del juego fue alabada por su manejo del terror y creó una mitología muy querida. El imaginario popular además ha favorecido la niebla como un elemento identificativo e indispensable de la saga, que ha tenido un profundo calado cultural más allá de sus referentes.

La influencia de Stephen King

Esto no desligó al juego de la influencia del escritor. Cuando el primer Silent Hill se lanzó en Playstation en 1999 estaba plagado de referencias y homenajes a su obra. Desde juegos de palabras en los nombres de las calles, a la palabra Redrum de El resplandor pintada como graffiti por la ciudad, al hecho de que el pueblo de Silent Hill se le haya asignado tradicionalmente una localización en Maine.

Es curioso cómo funcionan las influencias. Mientras Toyama ponía a King en un pedestal, a La Niebla siempre se le ha comparado con La Niebla de John Carpenter, película que llegó antes ese mismo año en 1980. Hasta hoy, King nunca se ha pronunciado sobre Silent Hill, mientras que Carpenter, conocido gamer y maestro del terror por derecho propio, ha admitido que ama los videojuegos de la saga de Konami.

Fernando Gómez

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