Google afirma que tener un ecosistema cerrado es lo mejor para los usuarios, asegurando que siempre tiene el control.
En un movimiento que busca reforzar la seguridad y la privacidad de sus usuarios, Google ha asegurado que mantener un ecosistema cerrado es la mejor opción para proteger la información y datos personales de sus clientes. Según la empresa, este enfoque les permite mantener el control absoluto sobre la forma en que se manejan y almacenan los datos, lo que a su vez garantiza una experiencia más segura y confiable para los usuarios. Esta postura se suma a la creciente tendencia en la industria tecnológica de priorizar la privacidad y la seguridad en un mundo cada vez más digital.
Google defiende su ecosistema cerrado, asegurando que es más seguro para los usuarios
Uno de los casos más polémicos del verano fue la investigación antimonopolio que Estados Unidos realizó a Google. La presencia de la compañía en el mercado tecnológico es tan gigantesca que a sus rivales les es imposible competir. Tras un tiempo de espera, Google ha vuelto a pronunciarse al respecto, argumentando que su ecosistema cerrado no es anticompetitivo, sino más seguro.
Según The Verge, la firma asegura que tener un ecosistema cerrado para la publicidad no es anticompetitivo, sino más seguro para los usuarios. Google utiliza un argumento similar al que ya empleó Apple con la App Store, afirmando que controla el acceso a sus servicios y las reglas del mercado publicitario para que estos tengan no solo propósitos legítimos para la seguridad, sino también para la calidad de estos anuncios.
La seguridad como justificación
Per Bjorke y Alejandro Borgia, dos ejecutivos de Google, aseguran que sus equipos trabajan en asegurar que los anuncios sean comprados y vistos por personas reales. Un proceso que afecta a 20.000 personas al día. Según reporta la propia Google, entre 15.000 y 20.000 editoriales intentan registrarse cada día en las herramientas de Google, pero deben pasar un proceso de verificación para evitar fraudes que incluso incluye la recepción de cartas físicas.
Por ello, la firma considera que un ecosistema abierto aumenta el riesgo de fraudes, asegurando que podríamos estar ante una situación que ya vivimos en la década pasada con el proyecto AWBid. Para aquellos que no lo recuerden, esto provocó un gran fraude publicitario que, además de comprometer un millón de direcciones IP, le costó a Google 30 millones de euros en compensaciones.
La calidad de los anuncios
Borgia afirmó que la escala de Google les permite asegurar la calidad de los anuncios y, a su vez, evitar contenido inadecuado o con virus, una situación que no podrían garantizar con el uso de herramientas externas. De esta forma, como ya hizo Apple para defenderse de las demandas antimonopolio, Google asegura que vela por la seguridad de sus usuarios y, por ello, lo mejor es que ella tenga el control del ecosistema.
Sin embargo, hay que recalcar que, al menos en el caso de Apple, los resultados que obtuvo fueron mixtos. La pregunta que sigue en el aire es si la seguridad de los usuarios justifica el control total de Google sobre el mercado publicitario.
En cualquier caso, la batalla de Google por defender su ecosistema cerrado no ha terminado. La empresa deberá seguir argumentando y demostrando que su control sobre el mercado publicitario es clave para garantizar la seguridad de los usuarios.
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