El doble peligro del teletrabajo: el jefe obsesionado con la productividad y el trabajador con dismorfia productiva, ¿qué es peor?

El doble peligro del teletrabajo: el jefe obsesionado con la productividad y el trabajador con dismorfia productiva, ¿qué es peor?

En la era del trabajo remoto, también conocido como teletrabajo, surgen nuevos desafíos que pueden afectar la salud mental y emocional de los empleados. Dos de los peligros más comunes son el jefe obsesionado con la productividad, que puede generar estrés y presión en los trabajadores, y el trabajador con dismorfia productiva, que se siente incapaz de cumplir con las expectativas y se somete a una carga de trabajo excesiva. Ambas situaciones pueden tener consecuencias negativas en la salud y el bienestar de los empleados. ¿Qué es peor, tener un jefe que nos exige más de lo que podemos dar o sentirnos nosotros mismos presionados por la ansiedad de no cumplir? En este artículo, exploraremos los riesgos del teletrabajo y cómo abordar estos problemas.

La doble peligrosidad del teletrabajo: jefes obsesionados y trabajadores con dismorfia productiva

La dismorfia, una condición psiquiátrica que se origina a partir de una distorsión de la imagen corporal, ha dado lugar a un concepto muy alejado de su significado original: la dismorfia productiva. Esta última se ha convertido en un término común en el mercado laboral, especialmente en el contexto del teletrabajo.

¿Qué es la dismorfia productiva?

La dismorfia productiva se refiere a la sensación de sentirse abrumado por no ser lo suficientemente productivo en situaciones de estrés laboral. Esta condición puede aumentar la ansiedad y está estrechamente relacionada con el síndrome del impostor, que nos hace creer que no estamos rindiendo lo suficiente.

La dismorfia productiva es una alteración no solo de nuestras posibilidades, sino también de los resultados obtenidos, fomentando así la idea de que no estamos a la altura de las expectativas y que constantemente deberíamos hacer más para alcanzarlas en un círculo vicioso que no ve el final.

El teletrabajo y la dismorfia productiva

Quienes trabajan en remoto parecen más propensos a sufrir de dismorfia productiva debido a la falta de reconocimiento constante que supone trabajar en una oficina. Además, el discurso de algunos jefes y directivos que siguen anclados en la idea de que el teletrabajo es menos productivo que acudir a la oficina contribuye a esta condición.

Estudios recientes sobre los trastornos de ansiedad reflejan la necesidad de combatir el síndrome de la dismorfia productiva mediante tareas básicas como mantener una lista actualizada de tareas realizadas y pendientes para reconocer el trabajo realizado de una forma más visual.

Además, se recomienda aprender a escuchar y aceptar los cumplidos para abrazar una opinión externa y, sobre todo, dedicar un tiempo prudencial a programar nuestros momentos de ocio tal y como hacemos con el trabajo para que, en la comparativa, seamos conscientes del tiempo que estamos dedicando a cada parte de nuestra vida.

Conclusión

La dismorfia productiva es un problema que aqueja a muchos trabajadores, especialmente en el contexto del teletrabajo. Es importante que tanto los empleados como los empleadores tomen conciencia de esta condición y trabajen juntos para combatirla, fomentando una cultura laboral más saludable y equilibrada.

Al final, la pregunta es: ¿qué es peor para el trabajador, la dismorfia productiva o los jefes exigenentes? La respuesta es clara: ambas cosas son peligrosas y debemos trabajar para erradicarlas.