En un giro inesperado, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha decidido olvidar sus compromisos medioambientales y apoyar una ley que beneficia a algunos productores de chips de EE. UU. Esta medida ha generado críticas y sorpresa en el ámbito político y medioambiental, ya que se considera que va en contra de los objetivos de lucha contra el cambio climático que Biden había prometido durante su campaña electoral. La nueva ley tiene como objetivo fortalecer la producción de chips en el país, pero a costa de relajar los estándares medioambientales que rigen la industria. Esta decisión ha generado un debate intensivo sobre la prioridad que se le debe dar a la protección del medio ambiente en comparación con el crecimiento económico.
Ley de Chips de Estados Unidos: un golpe a los intereses medioambientales, según críticos
Uno de los aspectos más preocupantes de la tendencia actual del sector tecnológico es la necesidad de muchas empresas de generar un gasto energético masivo sin ejercer control alguno. De hecho, muchas de estas compañías cuentan con maniobras para evitar esta situación, pero deciden ignorarlas y priorizar por un consumo excesivo que les reporte más beneficios.
Y, por desgracia para los intereses medioambientales, el último proyecto de ley de Estados Unidos no ha dejado noticias positivas al respecto. Según el portal TechSpot, Joe Biden firmó una ley que permite a los fabricantes de semiconductores evitar ciertas regulaciones ambientales, agilizando así proyectos de fabricación financiados por la Ley CHIPS.
Exención de regulaciones ambientales
De esta forma, las compañías quedan eximidas de las largas revisiones de impacto ambiental bajo la Ley Nacional de Política Ambiental, acelerando así la construcción de plantas de chips. No obstante, los autores de la ley revelaron que deben cumplir tres requisitos para quedar exentas de esta normativa.
Tres condiciones para disfrutar de las ventajas: deben haber iniciado la construcción antes del 31 de diciembre de 2024, deben haber recibido financiación federal en forma de préstamo y, a su vez, esta no puede haber sido superior al 10% final del coste del proyecto. Por ello, las fábricas tienen una ventana limitada para comenzar la construcción y solo pueden aceptar préstamos federales dentro de los límites establecidos para no sobrepasar la exención.
Críticas y controversias
Sin embargo, los críticos argumentan que la ley limita la capacidad de las comunidades para examinar los riesgos ambientales y de salud. Además, grupos ecologistas como Sierra Club señalaron que existen riesgos relacionados con sustancias como PFAS, un elemento que no solo no se descompone fácilmente, sino que también se ha relacionado con varios tipos de cáncer.
Aún así, aquellos que apoyan la ley afirman que aumentar la producción de semiconductores es crucial para la competitividad tecnológica y económica de Estados Unidos, razón por la que se ha optado por esta medida.
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