La Tierra se mueve a una velocidad de 1.670 kilómetros por hora y nos pasa desapercibido. La clave reside en la misma ilusión que experimentamos cuando nos parece que el coche se mueve a un ritmo normal
La velocidad a la que se desplaza la Tierra es verdaderamente impresionante, alcanzando los 1.670 kilómetros por hora. Sin embargo, a pesar de este movimiento a gran velocidad, no lo percibimos en nuestra vida cotidiana. La razón detrás de esta paradoja se encuentra en la ilusión subjetiva que experimentamos cuando estamos en un vehículo, que nos hace creer que el movimiento es normal. En este artículo, exploraremos esta interesante fenómeno y descubriremos por qué no somos conscientes del movimiento de la Tierra a pesar de su velocidad tan alta.
La Tierra se mueve a una velocidad de 1.670 km/h, pero ¿por qué no lo sentimos?
Aunque en los polos esa velocidad se ve reducida por cómo se reduce la circunferencia, en el ecuador de la Tierra la velocidad que se alcanza es de un total de 1.670 kilómetros por hora, o lo que es lo mismo, unos 465 metros por segundo. Sin embargo, pese a esa demencial velocidad, eres incapaz de notar que te estás moviendo.
¿Por qué no notamos que se mueve la Tierra? Aquí entra en juego la gravedad, que nos mantiene anclados al suelo por ser más fuerte que la fuerza centrífuga que está produciendo esa citada velocidad, pero la clave de todo está en lo que se conoce como movimiento relativo.
Para entender este concepto de forma más fácil, lo mejor es trasladar el experimento a un lugar más pequeño. Por ejemplo, tu coche. Si viajas a 120 kilómetros por hora y miras hacia al exterior, eres capaz de notar que te estás moviendo a gran velocidad. Sin embargo, si cierras los ojos y tanto la carretera como el coche son lo suficientemente suaves para no interferir en esa velocidad, si se mantiene constante, empezarás a ser incapaz de notar que te estás moviendo o a qué velocidad lo haces.
Sin embargo, si bajas la ventanilla y el aire empieza a golpearte la cara, esa sensación se rompe. Mientras estaba cerrada todo se movía contigo, incluido el aire del interior, pero ahora que hay un factor externo rompiendo esa constante, el movimiento deja de ser relativo.
Con el giro de la Tierra pasa exactamente lo mismo. Todo lo que hay en el interior de la atmósfera, incluido el aire, se mueve a la misma velocidad constante y sin sobresaltos, así que eres incapaz de notar que en realidad te estás desplazando a 1.670 kilómetros por hora.
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